lunes, 12 de febrero de 2007

Terapia Sacro-Craneal

El sistema Sacro-Craneal es un sistema contenido dentro de una gruesa e impermeable membrana (la Duramadre) que envuelve al cerebro y al cordón espinal. Está representado anatómicamente por:

- Los huesos del cráneo que se articulan entre sí
- El sacro y el coxis
- Las vértebras
- La duramadre, estructura del sistema conectivo que envuelve al sistema nervioso y se une a distintos huesos de este sistema, especialmente del cráneo, sacro y coxis
- El líquido cefaloraquídeo
- Las estructuras cerebrales que producen y reabsorben el L.C.R.
- Las fascias que trasmiten el movimiento de los fluidos por todo el cuerpo.
Una importante función de este sistema es la producción, circulación y reabsorción del fluido cerebroespinal. Este fluido se produce dentro del sistema Sacro-Craneal y mantiene el ambiente físico lógico en el que el cerebro y el sistema nervioso se desarrollan, viven y funcionan. Hay, por tanto, en la Duramadre una producción de un continuo subir y bajar de la presión del fluido dentro del sistema Sacro-Craneal. El pulso de este fluido es, al igual que el latido cardíaco o la respiración, trasmitido a todos los tejidos y estructuras del cuerpo como un movimiento involuntario y espontáneo con ritmo determinado que oscila entre los seis-doce ciclos por minuto.

Este pulso que se trasmite a todo el cuerpo a través de las fascias, que envuelven y conectan todas las estructuras, se pueden palpar en cualquier parte del cuerpo.

El objetivo del terapeuta sacro-craneal al evaluar y tratar este sistema es el de ser lo menos intrusivo posible, usando la menor fuerza posible en la palpación y tratamiento.
Cuando hallamos movimiento desequilibrado, especialmente si está relacionado con la cabeza y el sacro, sugiere al practicante que las funciones normales del cuerpo pueden estar en conflicto. Cuando las funciones corporales están perturbadas, se pueden desarrollar síntomas. El terapeuta sacro craneal ayuda normalmente al cuerpo a restablecer un movimiento equilibrado con técnicas suaves y sutiles.

Ayuda a mejorar la calidad de vida en casos de parálisis cerebral, epilepsia, hidrocefalia escoliosis y dislexia. Muchos de estos problemas surgen del trauma del nacimiento al producirse lesiones craneales al sacar la cabeza del bebé. Con unas cuantas sesiones a un recién nacido se recupera la flexibilidad de este sistema y se resuelven innumerables problemas. En el caso de nacimientos por cesárea también existen problemas, ya que no existe compresión y descompresión del bebé en el canal del parto, necesaria en el nacimiento para dar impulso a la respiración secundaria (pulmonar).

Tiene muy buenos resultados en jaquecas, migrañas, sinusitis, neuralgias, lumbago, ciática, dolores de espalda, depresiones, pitidos de oídos, tics nerviosos e insomnio, que pueden provenir tanto del trauma de nacimiento, de un accidente o un golpe en la cabeza o en el sacro.
Estos causan lesiones y arrugas en la fascia, como nudos en el tejido conjuntivo de todo el cuerpo, pero sobre todo en la duramadre que envuelve la médula, toda la bóveda craneal y forma la hoz y el tentorium (tejido conjuntivo cartilaginoso que separa los dos hemisferios cerebrales y el cerebelo)

También se pretende conseguir dar mayor movilidad y equilibrio al aleteo del hueso esfenoides, cuya forma es similar a la de una mariposa y se encuentra en el centro del cráneo, cobijado por los otros huesos. Mantiene una relación directa con todos los sentidos y es el único hueso completamente transversal del cuerpo.
Esta terapia también pretende equilibrar el movimiento de rodar y mecer de los huesos temporales y aliviar la presión que realiza el peso de la cabeza sobre las primeras cervicales, el atlas y el axis, ya que la cabeza pesa un tercio del resto del cuerpo, entre 15-30 kilos en un adulto, bloqueando los principales nervios craneales y el riego de los vasos sanguíneos que atraviesan la base del cráneo.
Necesitamos relajarnos y aliviar el estrés que la vida actual produce y que controlamos al presionar la mandíbula, la cual se encaja directamente en los huesos temporales, comprimiendo así el resto de los huesos craneales.

También ayuda a que otros tratamientos dirigidos a problemas específicamente orgánicos tengan un mayor resultado ya que se libera el sistema principal de armonía psico-física del ser.
La Terapia Sacrocraneal nos permite la escucha manual de las fascias, membranas y líquidos para recomponer su fisiología, liberar retracciones, inducir la circulación y drenaje de los líquidos y actuar sobre patrones traumáticos inscritos en la memoria de los tejidos.

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